Ver qué tiene para decir, ver para hacer.

Poder apreciar positivamente e incorporar al proyecto aquellas cosas que no teníamos previstas. Son hallazgos, excepciones, pequeños descubrimientos, oportunidades dadoras de identidad, sentido y muy posiblemente belleza. Surgen disfrazadas de cosas que "hay que enderezar", “poner derecho”, corregir, ajustar. Amigarse con lo que nos parece un inconveniente, a ver qué tiene para decir. Ver para hacer.
Condicionantes que provienen del material, sumados a condicionantes que surgen de lo que queremos que cumpla la superficie de apoyo, son el eje del proyecto. Ajustes y cambios son parte del proceso. No perdamos de vista la esencia de lo que comunica lo hecho hasta ahora. Aprovechemos lo construido. Valoremos. Jerarquicemos. Tengamos en cuenta que lo que estamos diseñando no necesariamente se rija por los parámetros de las superficies de apoyo que hoy conocemos. Ajustes pueden suceder, sin forzar el material ni la propuesta, pudiendo hacer que lo que proyectamos funcione según los requerimientos.

¡Nos estamos viendo!

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