Vení que entramos todes + Experiencia TP colectivo

Reflexión de José Luis Castro, ex estudiante de Diseño 1 acerca de su experiencia en el trabajo práctico colectivo + reflexion de Diego Chavez sobre la experiencia del TP colectivo


VENI QUE ENTRAMOS TODES
¿Quién construyó Tebas,
la de las Siete Puertas?
En los libros figuran
sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos
bloques de piedra?

Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?
[...]
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?

César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Hace varios años ya, cuando cursé Rondina 1, nos propusieron un trabajo práctico que nos invitaba a entrar al mundo del Diseño Cooperativo. Nuevo concepto en sí mismo, que además nos hace replantearnos otros, como “derecho de autor”, y suma a la discusión los de “Creative Commons” y “Diseño Universal/Diseño inclusivo”.

El eje central era el trabajo en equipo, pero “equipo” en el sentido más amplio que se te pueda ocurrir.

Diseñar ya no era un “yo diseño” sino un gran “nosotres diseñamos”.

El mío,El tuyo.Y abrazar lo colectivo.Eso es el diseño colectivo. A este juego les están invitando a ustedes ahora. Y no es un TP fácil: van a aprender principalmente a trabajar en equipo, y, habiendo crecido en un mundo individualista, jugar en contra de las reglas es tremendo desafío.

Aquel año el trabajo estaba enfocado en pensar una familia de objetos lúdicos para un Hogar de niñes estatal.

Ese enfoque nos permitió ver a los actores involucrades: ese “nosotres” me incluía a mí, a mis compañeres y docentes, a les niñes y a les cuidadores del hogar en tanto usuarios finales. También, a las autoridades de la institución, y a les responsables de las dependencias estatales.

Había que reunirse con todes. Crear con todes.

No se trataba de diseñar, construir y entregar un objeto. Lo diseñamos colectivamente tras mil reuniones y visitas al hogar, mil pruebas. Pensar las formas y los materiales junto a las cuidadoras que iban a moverlos, limpiarlos, acomodarlos, y usarlos junto a les chiques, además de probarlos con elles, quienes iban a habitar y apropiarse esos objetos. Volver a repensar y rediseñar en función de eso. Pensar además la propuesta dentro del contexto de institución estatal y diseñarlo con el horizonte de poder replicar la experiencia en otros espacios, en otros hogares.

Pero, insisto: mil reuniones. Mil espacios de encuentro e intercambio.

En el Diseño Cooperativo ya no soy un diseñador aislado en un taller que piensa en soltar un objeto al mundo. No tengo que imaginar al usuario desde mi sillón, porque mejor aún es ir a conocerlo, hablarle, preguntarle, escuchar sus respuestas, y fundamentalmente invitarle a participar de la creación de ese objeto que luego va a usar.

No tengo que imaginar el contexto, sino ir a verlo y habitarlo. Tirarme en esos pisos a jugar con les chiques y sus cuidadores, compartir ese momento y sumergirme en la experiencia. Habitar ese gris entre ser participante y observador es clave para diseñar. El “trabajo de campo” siempre, pero siempre te lleva a un mejor resultado.

Durante el proceso se trató de trabajar en equipo. Con les docentes y compañeres, a la par, mano a mano.
Y ahí estaba el verdadero desafío:
El de abandonar el ego.

Porque las ideas no son tuyas, no son mías. Son nuestras. El mundo y sus objetos lo construimos entre todes y para todes.

El resultado, el Diseño, es nuestro. Es de todes y de ninguno. La creación excede al creador y se vuelve autónoma, libre. Arrojada al mundo y disponible para quien quiera usarla, replicarla, modificarla, reinvertarla, loquesea.

Diseño cooperativo, Diseño Libre/abierto, licencias Creative Commons. Son todos llamados a compartir el fruto de nuestros trabajos, a socializar lo que creamos, a construir y construirnos, colectivamente.

En FADU aprendimos rápidamente que trabajar en grupo no es sencillo; siempre está esa batalla entre egos que se imponen, y otros que de tanto desdibujarse, desaparecen. Pero el trabajo es mejor cuando se comparten las ideas y se construye grupalmente, cuando aprendemos a escucharnos y a compartir. Ahí, en los grupos, entre nosotres, jugamos a aprender y enseñar a la vez. No crean que sólo enseña el docente en el taller, porque de tus compañeres vas a aprender muchísimo.

Mi consejo sería que se apropien de este TP como un espacio ideal para incorporar la práctica del trabajo en equipo y la creación colectiva.

Aprovechen al máximo esta experiencia que les propone el equipo Rondina.
Y ya cerrando, les diría que lamento no estar allá con ustedes, pero acá en la playa la verdad que estoy de diez. Ya iré a visitarlos cuando regrese.

Saludos y buena cursada!
José Luis Castro


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Experiencia TP Colectivo  ( por Diego Chavez)



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