Un señor maduro con oreja verde

Un día, en el expreso Soria-Monterde,/ vi subir un hombre con una oreja verde./ Ya joven no era, sino maduro parecía,/ salvo la oreja, que verde seguía./ Me cambié de sitio para estar a su lado/ y observar el fenómeno bien mirado./ Le dije: Señor, usted tiene ya cierta edad;/ dígame esa oreja verde ¿Le es de alguna utilidad?/ Me contestó amablemente: Yo ya soy persona vieja,/ pues de joven sólo tengo esta oreja./ Es una oreja de niño que me sirve para oír/ cosas que los adultos nunca se paran a sentir:/ oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,/ las piedras, los ríos y las nubes que pasan;/ oigo también a los niños cuando cuentan cosas/ que a una oreja madura parecerían misteriosas.../ Así habló el señor de la oreja verde/ aquel día en el expreso Soria-Monterde.

Un señor maduro con oreja verde, Gianni Rodari, 1979, traducción de Fabrizio Caivano en: Con ojos de niño, Francesco Tonucci, Barcelona, Barcanova, 1991.

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